Cartas perdidas | Un cuento de Alejandro Godinez


Del escritor peruano Alejandro Godinez,  el cuento "Cartas perdidas"


Cartas perdidas
Pareja en las rocas, 1942
Donald Teague. (1897-1991)

   Querido

Llevo semanas releyendo tu última carta. Conozco tu caligrafía casi como la mía, cada palabra donde debe estar, son tus palabras definitivamente. Es extraño que no volvieras a escribirme. Espero que te hayan llegado mis cartas, te escribí varias veces, cada vez que podía de hecho. Hasta aquí han llegado noticias de la guerra, se dice que pudieron recuperar París, que la operación fue un éxito y que los Alemanes están retrocediendo, estoy feliz por eso aunque si ese fuera el caso, me hubieras escrito. Obviamente no quiero pensar lo contrario, pero …, estoy casi segura que el correo está demorando. Aquí sigue siendo otoño, ha pasado un año desde que partiste, las hojas caen poco a poco y el sol se oculta más tarde, así es mejor, me da más tiempo para pensarte por las noches. A veces, de madrugada, enciendo una vela, me miro en el espejo y creo verte. Vos me contagiaste esa mirada perdida, las ojeras las hemos ido adoptando con el tiempo, me he dejado el cabello largo cómo te gusta, hace tiempo dejé de pintarme los labios porque quiero que se parezcan a los tuyos y aprendí a escuchar Le chant des oiseaux de Clément Janequin, ahora sé por qué te gustaba tanto, me transmite libertad y tranquilidad, lo que hace tanta falta en estos tiempos, además de paz. Extraño tu voz y conversar con vos, que me llames Minerva, que me susurres al oído para saber si estoy despierta  o no, que me digas que me quieres. ¿Extrañas el silencio? imagino que sí. Estoy cuidando tu biblioteca, no te preocupes. No he podido evitar el sonido de tus libros, aunque lamentablemente no he terminado de leer ninguno, irremediablemente siempre vuelvo a tu carta y a la fe de que estás por ahí con vida y soñando. La ciudad parece estar vacía, casi nadie sale de sus casas y por las noches …..

…y por las noches no puedo dormir, créeme, sueño que disparo a discreción, veo los ojos de mis amigos, notó sus recuerdos y me acuerdo de vos, Amilthia, ¿acaso la vida no vale nada? No lo vale si estoy sin ti. Estoy cansado de estar aquí, de tanto coger el arma mis manos te dibujan, no quieren olvidarse de tu cuerpo; de tanto humo que respiro mis sentidos te imaginan, no quieren olvidarse de tu aroma, no quieren. Lamento mucho que no te hayan llegado mis cartas, debes estar preocupada, no es que no te haya escrito, el general Carter nos informó que por estos meses el correo queda suspendido, supuestamente la cancillería de nuestro país ha roto algunas relaciones diplomáticas. Aunque para cuando leas esto ya lo sabrás. Ya me gasté todas las hojas que traje, te escribí no lo dudes, cada vez que podía de hecho, pienso robarme unas hojas cuando llegué al cuartel, aún me quedan cosas por contarte. Por estos días sigue siendo invierno, es difícil cuando sabes que cualquiera de nosotros puede irse sin más, últimamente hemos tenido éxito, pero en la última misión, que resultó a nuestro favor,perdimos a Jean-Dan, ¿te acuerdas de él? Una vez te hablé de él, tenía dos hijas, me dejó una foto de su familia y una carta, le prometí que llegaría a su destino así que no puedo permitirme fallarle, en fin, es complicado. Sigo pensando que el collar de cruz que me diste antes de partir me cuida, nunca me lo quito, me da fuerzas para levantarme de nuevo. Hace un par de días me dispararon en la pierna izquierda, el médico dijo que no era tan grave, que la bala pasó cerca de un cartílago y que tuve suerte, ¿lo ves? y otra más grave, en pleno tiroteo me quedé sin balas, felizmente mi compañero me cubrió, sino no la contaba. Eres cómo mi ángel. Por las noches, hacemos unas fogatas para amenguar la jornada, algunos cantan boleros, otros entonan algunos cánticos que no conozco pero fluyen sobre mí, la música nos ayuda demasiado, es como el vínculo que nos mantiene a tierra, como vos, mi cable al corazón, pensarte me hace fuerte, invencible. Si todo sale bien regresaré a casa el siguiente mes, querida, cuídate mucho, ¿sí? ¿Me lo prometes?

Cartas perdidas | Un cuento de Alejandro Godinez 

Share:

Publicar un comentario

Designed by OddThemes | Distributed by Blogger Themes