Un bello y trágico idilio en EL primer amor nunca se olvida de Sócrate Zuzunaga

 Por Francois Villanueva Paravicino

El laureado escritor ayacuchano Sócrates Zuzunaga ha llegado a Huamanga para participar de la VI Feria Internacional del Libro de Ayacucho y, como invitado honorario de la Asociación de Escritores de Ayacucho (AEDA), viene ofreciendo sus libros en el stand de los narradores y poetas ayacuchanos, entre los que destaca la nouvelle El primer amor nunca se olvida (Editorial Zafiro, 2019), libro preferido por los adolescentes y los jóvenes lectores.

EL primer amor nunca se olvida de Sócrate Zuzunaga

El narrador protagonista de esta novela breve nos narra casi poéticamente los sentimientos que le producen volver a la tierra natal (o a “la montaña del alma” como lo tildaría el premio Nobel de literatura chino Gao Xingjan al hecho de la búsqueda de nuestras raíces terrenales), que, en primera instancia, le recuerda a aquel amor que le nació de adolescente por la bella, buena y atractiva Jacinta, una flor andina encantadora.

Línea tras línea, se puede apreciar la voz apasionada y acaramelada del hablante Aluko, el joven que tuvo que sufrir peripecias (la madre y el padre de su amada le amenazaron que no se acerque a su hermosa hija), conflictos (tuvo que enfrentarse y reñirse con diversos pretendientes, hasta incluso con poderosos, como el de la parte final, el hijo del hacendado y chico adinerado), decepciones (al inicio la hermosa Jacinta no le hacía caso) y así otros acontecimientos de vital importancia.

En el plano formal y verbal, esta novela breve nos recuerda a las mejores novelas del Premio Copé de Novela, donde la fuerza y la potencia oral del mundo andino-español nos revela una transculturación del lenguaje, con presencia de quechuismos y andinismos en el lenguaje adoptado por el narrador de lengua española. En efecto, la conjugación de dos idiomas en una sola novela recuerdan la maestría de José María Arguedas, Ciro Alegría, Eleodoro Vargas Vicuña, o los mejores narradores del indigenismo y del neoindigenismo.

Por ello, Sócrates Zuzunaga nos cuenta la historia del enamoradizo y joven campesino de origen humilde Aluko, quien rememora la vez que vivió perdidamente enamorado de la bella Jacinta, y por la cual tuvo que enfrentarse a amigos e, incluso, hasta los mandamases que tienen todo a su disposición en las zonas altoandinas y los campos en la época donde los hacendados eran los dueños de las tierras y las vidas de aquellos parajes. Por ello, el joven saldrá mal parado y sufrirá fuertes castigos.

Sin embargo, la novela tiene un final triste, como una especie de melodrama trágico, donde el amor al que se refiere el narrador protagonista será, a fin de cuentas, un amor platónico, un cariño ideal, una pasión inalcanzable, que, en nuestras tierras ayacuchanas y, en general, andinas, son historias del amor más puro y sincero, níveo y poderoso. Por ello, Aluko le declarará el amor eterno a la pobre Jacintacha, cuyos senderos se separaron por el hierro trágico del destino.

Sobre la prosa narrativa de Sócrates Zuzunaga, el maestro Oswaldo Reynoso ha dicho: “En sus escritos, el lector encontrará una atmósfera literaria que acoge la singular afectividad del hombre andino, con sus raíces quechuas, vivas y profundas, proyectadas hacia la comprensión de la mísera vida que lleva este, con sus sueños de progreso y sus ansias de libertad y justicia social”.

También el crítico literario Ricardo Gonzáles Vigil ha escrito sobre él: “Por tratarse de un creador genuino, la imaginación de Sócrates Zuzunaga transfigura los datos fácticos, con los que consigue sacar la luz los rasgos esenciales de la sociedad y de la naturaleza humana”. Por ello, la invitación para leer este libro está hecha y, así, pueda mejorar nuestra cosmovisión del mundo andino contemporáneo. ¡Si está en Huamanga visite el stand de la AEDA!

Fuente: Diario Expresión 


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