Del escritor peruano Manuel Mendoza, el poema "El largo viaje"
I
No podría pensar
en otra cosa
que no sea por ti,
por tus alas
alas blancas
que vuelan de lado a lado
con la elegancia del tango
o con la mesura de la gitanería,
entre esos pétalos
pétalos pálidos,
pétalos violetas,
pétalos rosas
en el corazón
de la frontera,
frontera de palabras
palabras en estrellas,
estrellas en naufragio,
a veces cantos
a veces tantas tristezas.
II
Navío desde las negras costas,
desembarco hacia las costas blancas,
no podría pensar en otra cosa
en como los océanos
me dirigen o alimentan,
nuevas estrategias,
nuevas esperanzas,
la tierra esta tan cerca,
que ya se escucha
como el viento tropical
me asila
o quizás me ahuyenta;
Tierra, luz o sombras
llegaré…
tal vez en la génesis de un nuevo día o
en la palpita agonía de la noche inquieta.
III
No sabía cómo hacer reír
y ya te reías
no sabía cómo querer
y ya me querías
no buscaba tesoro
y ya eras una,
hemos abrazado cada segundo
que el tiempo nos hacía corto,
y los sueños desgranaban
las reglas cardinales
de un viaje en apogeo,
mis versos unían los esquemas
insólitos de los firmamentos.
IV
No podría pensar en otra cosa
que no sea en tu tierra
tan generosa
que Manabí te recibiera,
a sus ojos o tus ojos
constituyéndose
cero romanticismos,
largas penumbras,
los tallos iban
creciendo como claras flores rubí,
o destructivas flores fantasmas;
Guayaquil
ya empezaba a brotar aroma a tu cuerpo
y lustre a tus letras.
V
No podría pensar en otra cosa
que no sea estar contigo,
¡Es lo que importa!,
si hubiera un querer
mas profundo
háganme saber
para que no sea
solo barquitos de papel
haciendo nudos
en aguas empozadas
en cubetas.
VI
No podría pensar en otra cosa
que no sea por ti,
por tu nombre que llevas,
que llevas a todas partes,
¡Es tu nación!…
quien mejor que yo
que pudiera conocerla
dichosa bandera enamorada
que no te detiene ni te cuestiona,
que va enriqueciéndose
por cada lugar que pisas,
seria mentirme
hacer que no me interesas
que no te escuche
que no te mire
que no te hable
que no te lea
que no dejara de sentir,
lo que para mí significas.
VII
No podría pensar en otra cosa
que no sea por ti,
por la alegría que me brota al escribirte,
que, aunque estemos lejos tú me leas,
que, aunque a lo lejos no me tengas,
me imagines,
que, aunque a lo lejos no me imagines,
me sientas,
sentir que nuestras letras no se olviden,
porque gracias a la poesía nos conocían
porque por primera vez dos poetas se querían
porque por primera vez sus alas aprendían
aprendían a volar sobre quebradas
encadenadas y frías,
encovadura de relámpagos, truenos o lluvias,
y esperar que las flores brotaran en setiembre,
seguir volando con la fe de encontrarnos
en el siguiente estacionario.
Manuel Mendoza
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