Oda a la reina del norte | Una composición poética de Alejandro Irala

 Del escritor paraguayo Alejandro Irala : la composición poética "Oda a la reina del norte"

  
Oda a la reina del norte | Un composición poética de Alejandro Irala

Érase una vez, un reino de fantasía, lejos,

como en un rincón apartado del mundo,

Un lugar donde las olas del mar danzan, 

danzan y ríen al compás de la lluvia.

 

Un reino de fantasía, lejano como un sueño,

con torres de porcelana y cielos pintados de estrellas,

con nubes alegres y cantarinas gaviotas de papel,

donde claveles y auroras sonríen dulcemente.

 

Érase una vez, un reino de fantasía y magia,

donde vive una encantadora reina de miel,

y toda ella, mágica y serena, dulce y vigorosa, 

sonríe a la Luna envidiosa, que pálida se desvela.

Y es una reina dorada, galardonada de flores.

 

A la majestuosa mujer, decorosa y gentil,

un coro de luciérnagas, le ha compuesto una canción...

y ella, en pago, venturosa y risueña, graciosa y galante,

reboza de placer a los ojos que la ven.

 

Érase una vez, un reino de fantasía, lejos,

como en un rincón apartado del mundo,

una mujer hermosa, que es polvo de estrellas,

una reina, con la sonrisa más bella del cosmos.

 

Y su voz, como una melodía meliflua,

como gotas de rocío mañanero, caen y envuelven mi alma, 

llena de serenidad, con un velo de bruma fresca, 

infunde paz en donde solo hay decadencia y caos.

 

Un reino de fantasía, lejano como un sueño,

donde crepúsculos que sangran duermen incólumes,

y nichos de roble y acero parapetan sueños de amor,

donde la reina vive y sueña, canta y baila.

 

Envuelta en ricas vestiduras, laureada con azahares,

la dama sonríe, lumbre de siglos dorados y venturosos,

espera a su caballero llegar, amado amante y poeta. 

La encantadora reina de un mundo encantado.

 

El océano parece descansar en sus cabellos, 

en su mirada revolotean mil mariposas de amor,

mariposas de mil colores que estallan en mi pecho, 

amor de mil noches que revive y se encarna en mis sueños.

 

El caballero triste escribe un poema, 

un poema con besos dormidos que esperan anhelantes,

palabras mágicas que resguardan orgasmos,

por noches estrelladas que esperan por ellos.

 

Él, caballero que no descansa sin su reina, 

poeta de ensueños y placeres que se desvela por su reina.

Ella, mujer soñada que en su torre canta, serena y bella.

Y desde mundos distintos, se aman con la férrea voluntad del corazón.

 

Un poeta muerto que espera por la vida, 

vagabundo de ocasos y albas etéreos y errantes,

con gritos desesperados resquebraja la noche,

llamando a cuantos astros velan por ella.

 

El tiempo, como un misterio inexorable,

se quiebra y llora, como un niño perdido y triste,

Como un niño abandonado, como un joven que escribe sueños.

Como un caballero, que no descansa sin su reina.

 

Érase una vez, en un reino de fantasía, lejos,

una mujer con la sonrisa más bella del cosmos,

una mágica mujer hecha de estrellas.

Y a lo lejos, un caballero que sueña con encontrarla.

 

Un caballero que no descansa sin su reina,

su reina amada en su tierra de sueños y fantasías,

como un vagabundo, se pierde en el atardecer,

y no descansa sin su reina. No duerme.

 

Oda a la reina del norte | Una composición poética de Alejandro Paredes (Alejandro Irala)



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