Tóxica adicción | Un cuento de Benjamin Touris

Del escritor venezolano Benjamin Touris, el cuento "Tóxica adicción" 

Tóxica adicción | Un cuento de Benjamin Touris


Cuando la conocí no pude creer que existiera alguien con semejante fuerza de atracción, juro que me sentí tentado en el primer instante que la tuve cerca. Más fui cauteloso y me tome el tiempo para conocerla, saber cómo era ella o eso creí. Al sentirme seguro, convencido, decidí probarla y así fue como todo se convirtió en felicidad. Mi emoción de tenerla era tan grande que a donde fuese la llevaba conmigo, le presente a mi familia y a mis amigos. 

En poco tiempo se convirtió en mi adicción y su cuerpo ¡Puff! en sinónimo de perdición para mí, un viciado de ella. Al estar junto a ella no podía contenerme y tenía la necesidad de hacerla mía una y otra vez; escapar de mi mundo a su mundo. Al probarla perdía la noción de tiempo, de un momento a otro los segundos se hacían minutos y los minutos se hacían horas, el tiempo pasaba tan acelerado como los latidos de mi corazón cuando la veía venir. La consumí de distintas maneras, algunas formas propuestas por ella y otras de mis deseos insaciables de consumirla. Todo por el simple hecho de renovar esa sensación inexplicable e indescriptible que se siente al estar con alguien así. Siempre se apoderaba de todo mi cuerpo de arriba a abajo; desde mis pies  hasta llegar arriba y hacerme perder la cabeza. 

En esos momentos no pensaba con lucidez  debido a la adicción por su desnudez. La última vez juntos conté hasta diez y luego perdí la cuenta y quizás también la cordura por cada cosa que hicimos en la habitación número diecisiete del hotel a la luz del sol y en especial las noches oscuras teniendo como cómplice a la luna. Allí en ese lugar fue donde acontecieron muchas escenas psicóticas, terminábamos exhaustos con las lenguas sedientas. Yo no sé si ella sentía o pensaba después de cada acto cometido, pero en mi caso terminaba divagando en mis pensamientos en que era todo lo que necesitaba en mi vida, que era la única que me complementa.

Lo nuestro realmente fue increíble y extraordinario hasta que en un instante de lucidez tal vez de sensatez todo cambió, aunque, no sé muy bien que fue o que ocasionó que viera esa verdad, esa gran revelación. Al ver mi reflejo en el espejo, juro me sentí horrorizado al mirar de frente a ese objeto que me mostró lo que realmente era; un vulgar adicto, un desgraciado dependiente. No lo voy a negar me enfurecí y con un golpe partí al reflectante como si él tuviera la culpa de algo mientras mi mente turbada trataba de comprender que ella me manipulaba, me deshabilitaba hasta lo más mínimo de la razón y la consciencia. Me engañaba, me seducía e inducía hacer lo que ella quería y yo sin objeciones, estuve dispuesto a su merced. Desconozco los motivos pero en ocasiones sentí que yo le ganaba; es probable que me dejara y también en eso me engañaba; supongo lo habrá hecho para que no me diera cuenta de nada de lo que me hacía; de cómo poco a poco me perdía e iba consumiendo en el limbo de mi existencia; de lo mucho que me estaba dañando.

Mi percepción fue cambiando con el pasar del tiempo gracias a breves episodios de discernimiento en los que recuperaba la cordura y lo que antes me parecía maravilloso ahora me resultaba horroroso, algo ficticio, una ilusión creada por la intoxicación de esa perversa mujer. Luego me cuestione incontables veces hasta que pude reconocer mi gran equivocación. Atravesé un terrible desierto y un tétrico paraje de desolación al tiempo que me sentía un patético desdichado, un ser que nunca fue amado. Me costó aceptar que solo fui uno más de los tantos que como a mí ella había cautivado, abusado, perdido, enviciado y utilizado a su antojo.

No voy a mentir y decir que no disfrute lo que viví junto a esa persona cuyo nombre me causa repulsión pero sí diré que fue más lo que sufrí y el doble de eso lo que perdí. Me costó alejarla; me resultó complicado olvidarla, casi imposible dejar de amarla y lo peor fue hacer que todo mi ser se desintoxicara de tan peligrosa adicción y malvada mujer. Mientras me rehabilitaba y todo eso acontecía llegue a varias conclusiones que ahora comparto.

En la vida conocerás a distintas personas algunas buenas y otras dañinas como cualquier droga. Hay cuerpos que envician y no por los exóticos, provocativos o voluptuosos que se ven a la vista sino por como te los dan a probar y te los dejan devorar tal cual dosis letal de la sustancia más adictiva consumida de manera excesiva. Las sensaciones y emociones causadas por ese acto tan banal son efímeras por no decir un vil engaño. Poco a poco te van haciendo efecto, causando daño hasta que te destruyen por completo. Al final y por muy en las nubes que te sientas con alguien debes evaluar esa relación y realizar un diagnóstico ya que puedes estar padeciendo de una tóxica adicción tan nociva como el cianuro puro. Entonces estarás confundido creyendo que todo está muy bien y que todo va de maravilla cuando realmente no es así. Te encuentras en un embudo, en un círculo vicioso con una sola salida a un acantilado de agujas y hojillas.

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1 comentario :

  1. Excelente, hay una segunda parte? 💕 Me encanto! Gracias por compartir 💫👏🏻

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