Cuando el cielo duerme | Un cuento de Manuel Mendoza (1era parte )

Cuando el cielo duerme | Un cuento de Manuel Mendoza (1era parte )

 Del escritor peruano Manuel Mendoza, el cuento "Cuando el cielo duerme"

En el crepúsculo de abril, las montañas pareciese que gritaran en la soledad de sus piedras, de sus ríos secos, de sus esqueléticas ramas como espantapájaros quietos que el otoño ofrece a este pueblo dormido.

Los rayos de sol fulminan en pequeñas larvas de humo en las cejas de las casas abandonadas, su sonámbula brisa álgida se adueñan de esa vista no tan convincente.

El auto seguía varado entre el gran océano de cenizas, no estaba en las manos de nadie poder socorrer, tenía los signos vitales frescos, todavía sentía el contacto con la tierra, oler el aroma del fuego siniestro, nada después se pudo hacer.

Kiqlla había muerto su sangre ha dejado huella aun por esas piedras, por ese camino donde alguna vez los ríos en otras temporadas el agua limpia recorría para dar de beber a los escasos ganados que por ahí despiertos aún deambulan sus patas perdidas por el hambre o por el frío.

No entendía como sucedió, llegó la noche y la misma brisa acarició su piel descompuesta, fría, si bien sus extremidades no se movilizaban, entonces no se sabía la razón de aquel espectro que desde la profundidad de su carne, de sus huesos, se pudo esbozar como una copia exacta levitando de ella lo que sucede cuando ya no se está vivo, preguntándose si se pudiera dar respuesta como sus ojos miran a los suyos, intentando tocarse, olerse, sabía que no era más materia, que no volvería a ver a su madre, su esposa, sus hijos.

Su sentimentalismo alborotó su alma, si bien no podía transmitirse a través de la pena alguna lagrima, había un dolor que solo el otoño podía entender.

Kiqlla se acerco al auto miro sus pertenencias alborotadas por el contacto, no pudo recordar el momento de ese final, antes de irse pudo ver debajo del asiento una foto, si es la foto de mamá la que lo vio crecer, lo que creyó siempre en él y ahora, aunque no sepa donde esta, lo están buscando.

Con tantas ganas intento guardar la foto de ella no pudiendo tocar.

—¿Hola?” —Se escuchó un susurro al oído, Kiqlla miró alrededor sorprendido.

—Tranquilo no te asustes” —siguió la voz guiada por alguna corriente de aire.

—Mira al cielo, observa las estrellas, te están esperando.

—Déjame en paz—replicó.

Mientras respondía con temor retrocedía, las preguntas extrañas que una voz expresaba eran incomodas y no dándose cuenta del acantilado que había atrás se cayo o supuestamente se había caído, trato de no ver lo que estaba ante sus ojos los cerró fuertemente para no ver lo que seguía después.

Autor: Manuel MR Leu

(1ra Parte) 

Derechos Reservados

Lima Ica Perú 🇵🇪

Share:

Publicar un comentario

Designed by OddThemes | Distributed by Blogger Themes