Hay cántico de lluvia sobre tejados
gotas danzantes deslizándose en ventanales
llanto de hadas regando los pedregales,
impregnado de humedad y tempestades.
Rayos y truenos de acompañantes
irrumpen raudos rasgando el cielo
crecen en cauce tortuosos riachuelos
que petulantes siguen hacia delante.
Entre las ramas de viejo sauce
hojas, flores y frutos juntos se bañan
y entre sus ramas calla su canto
un jilguerillo de buen plumaje.
Dentro de charcos croan las ranas
que hacen de ellos dulces estanques
donde dejar sus locas ansias de aparearse
perennizando su resonancia.
Flores y pasto crecen muy prestos
hacen de aquella lluvia fortificante
un buen pretexto para hacer derroche
de un nuevo brillo resplandeciente.
Autora
Priscila Alcivar.
Ecuatoriana
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