Del escritor mexicano Alan Ney, el cuento "El brote"
Me fascina volver a este planeta, con sus moradas nubes y sus horizontes multicolor que inspiran un sosiego festivo. Aquí las verdades absolutas se extinguieron hace siglos. Y ya nadie te exige para poder entrar, dejar atado tu caos afuera en la estratosfera. Ni siquiera a mí que soy errante. Cada vez son más largos los viajes intergalácticos para encontrar planetas como este, donde se respira alegre y hondamente.
Y en estos momentos de tranquilidad, siento el espacio, al recordar que me encuentro a millares de estrellas de distancia de aquel sombrío punto en el cosmos, al que llamo mi mundo. Hace siglos se infectó de melancolía y se está aislando. No buscaron la cura, ni lucharon por salvarse. Se convencieron de que siempre habían sido así. Sacrificaron los pleamares y bajamares a favor de una tétrica calma que los dejó sin mar. Contaban con vastas reservas de materia oscura que han gastado en patéticos intentos de camuflaje. Hoy ya no les quedan fuerzas para tiranías, ni revoluciones, ni épocas doradas, ni resurgimientos. Hace siglos que dejaron de mirar las estrellas, condenándose a una lenta e hipotérmica muerte.
Yo seguiré viajando huérfano de mundo. Encontraré planetas como este, donde la vida se celebra. Y aprenderé nuevas sonrisas y nuevas formas de amor. También encontraré otros astros, donde me gritarán bastardo, me llamaran vagabundo, me acusaran de errante, y yo les responderé, esa es mi órbita.
Me fascina este planeta, con sus rojos anocheceres y su magma azul, pero tengo que partir antes de que me brote la melancolía, pues al igual que todos los habitantes de mi planeta, yo también estoy infectado.
El brote | Un cuento de Alan Ney
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