Del escritor peruano Manuel Mendoza, el poema "Recital II"
En el trigésimo segundo aniversario
de aquella Institución Educativa,
cuyo nombre
en las cejas del pabellón Nacional relucía,
hay un garabato
crucificado con los años.
El primer día clases,
el primer amor
no tenía precio en la historia.
En un accidente de miradas,
en clases de un curso
aguardado en la memoria,
conocí a la más linda del salón
todo fue llevado de la mano
con la mejor intención ante Dios, eso pensé.
La elegancia del uniforme corto
se expresó en su mayúsculo cautiverio,
disfrutándose
hacia los rincones de las aulas y
desde el patio de recreo.
La mejor temporada de sembrío
empezó con esos ritos infantiles,
que nosotros de pequeños
estábamos acostumbrados
entretenernos.
No tengo las armas
para decidir
si tomar esto en serio,
me contagie de la bravura
de los románticos
quienes me rodeaban de aliento.
No he vivido en demasía,
para comprender su significado,
poco a poco se convertiría
en grito desenfrenado.
Las ansias de no seguir
amando en silencio
me gritaban en la cabeza,
crecía cada vez sin advertencia
de no seguir
con la incertidumbre de decirlas,
cuando la mitad de mí,
me decía que no debo.
Podía haber otras
con esa actitud y
esos gestos,
empezaba a conocer
a la niña más linda
pero tenía miedo.
En el trigésimo segundo aniversario
quizás no sepas
lo que andaba sucediendo.
A escondidas del resto,
con las hojas de cuaderno entreabiertas
la misma carpeta
proponiéndome palabras a la cabeza y
también el silencio.
En el trigésimo segundo aniversario,
hay una historia marcada por el tiempo.
Si supieras que existo
mi amor por ti seguiría llevándola lejos
a pesar de seguir resistiendo.
Se puso indiferente la tarde,
mientras seguía clavado en la agonía
de poder seguir amando
de mirarte siempre a los ojos,
cuando ríes,
cuando cantas,
cuando gritas,
cuando juegas,
cuando vives para mí
en este largo silencio.
Recital II | Un poema de Manuel Mendoza
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